¿“Pasar la antorcha” o “seguir con el pie en el estribo”?
¿“Pasar la antorcha” o “seguir con el pie en el estribo”?
Admiro tremendamente a las personas que
son capaces de “pasar la antorcha” a las nuevas generaciones de manera
oportuna, efectiva y por propia voluntad. Creo que es una actitud que requiere
mucha humildad, valentía, autorreflexión y decencia. En el mundo entero, este tipo de decisiones
ocurre con muy poca frecuencia. En su lugar, en la política predomina
ampliamente la actitud contraria, la de aferrarse con uñas y dientes al poder y
a los cargos de responsabilidad política o administrativa.
Joe Biden ha decidido “pasar la antorcha”. Sin embargo, en mi opinión, lo ha hecho a regañadientes, después
de una decisiva acumulación de presiones de los pesos pesados de su partido
político. Lo peor de todo es que lo ha hecho de manera muy tardía, causando así
un enorme daño (quizás irreparable) a los demócratas de cara a los comicios
del 5 de noviembre. Si Donald Trump volviera a la Casa Blanca, Joe Biden pasaría a
la historia como uno de los máximos responsables de tan nefasto acontecimiento.
“Pasar la antorcha” tampoco forma parte de
la cultura política cubana. En su lugar, prevalece (y se adula) la actitud de “seguir
con el pie en el estribo”, aunque un país entero se esté cayendo a pedazos.
Se supone que el pase de la antorcha en la dirigencia política cubana ocurrió
hace algunos años, pero (siempre según mi libérrima opinión) eso solo ocurrió
de manera formal o nominal. El pase de la antorcha real sigue siendo una asignatura
pendiente y una de las grandes incógnitas del futuro político de Cuba y, por
tanto, del destino de nuestro pueblo. Creo que podría ser un momento decisivo, en
el que, según el camino que se siga, nuestra nación tendrá una nueva oportunidad para renacer, o en el que
terminaremos de hundirnos por completo.
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