Marina Silva, los Estados Unidos y la diplomacia brasileña
Les sugiero esta entrevista
concedida por el diplomático y escritor brasileño Samuel Pinheiro Guimarães,
publicada en Carta Maior, excelente sitio digital de análisis e
informaciones sobre la política brasileña e internacional. Una de sus
respuestas, dada a manera de broma, ilustra la esencia del significado de una
eventual victoria electoral de la candidata Marina Silva: “la única vez que escuche a Marina hablar de independencia fue para
mencionar la independencia del Banco Central”.
Se trata de una traducción hecha con premura, por lo que les pido que
sean indulgentes con respecto al texto resultante. De todas maneras, para los
que estén familiarizados con el portugués, también señalo el vínculo a la versión
original.
Samuel Pinheiro se desempeñó como el segundo hombre de la cancillería
brasileña durante los gobiernos de Lula hasta el año 2009, cuando fue designado
Ministro Jefe de la Secretaria de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la
República. A inicios de la década pasada, durante el gobierno de Fernando
Henrique Cardoso, fue sancionado por su activa y pública oposición al
Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Ha sido profesor de la
Universidad de Brasilia y del Instituto Rio Branco (academia diplomática de la
cancillería brasileña). Es autor de los libros “Quinientos años de periferia”
(1999) y “Desafíos brasileños en la era de los gigantes” (2006),
lamentablemente poco conocidos y no publicados en Cuba. En el 2006 recibió el
premio al Intelectual del Año, otorgado por la Unión Brasileña de Escritores.
R. Yepe
Samuel
Pinheiro Guimarães: Los Estados Unidos apuestan por Marina
06/09/2014
La elección de Marina sería de la victoria de un modelo
diplomático alineado a los Estados Unidos, similar al que tuvimos en los años
90, dice el embajador Samuel Pinheiro Guimarães.
Darío Pignotti (@DarioPignotti)
Agencia Brasil
“Los estrategas de los Estados Unidos seguramente están
de acuerdo con las directrices de la política exterior defendida por la
candidata Marina Silva. Si ella fuera electa, será la victoria de un modelo
diplomático similar al que tuvimos en los años 90”, declaró a Carta Maior el
embajador Samuel Pinheiro Guimarães, ex Secretario General de Itamaraty
(Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil) en el gobierno de Luiz Inácio
Lula da Silva.
Junto al ex canciller Celso Amorim y al asesor Marco
Aurélio Garcia, Pinheiro Guimarães
integró la troika responsable por planificar la diplomacia con acento en las
relaciones Sur-Sur aplicada entre los años 2003 y 2010. Premisas que “tuvieron
continuidad a partir de 2011 durante el mandato de la presidenta Dilma
Rousseff, que adoptó medidas muy correctas sobre el Mercosur y contra la inteligencia
norteamericana en el escándalo de la NSA, y resistió las presiones para la
compra de aviones de guerra norteamericanos”, afirmó Pinheiro Guimarães.
En el programa de gobierno presentado hace una semana por
Marina, fueron formuladas propuestas en algunos casos antagónicas a las de los
gobiernos de Dilma y Lula, además de formular críticas confusas a lo que define
como una diplomacia “ideologizada” y “partidista” durante las tres gestiones
petistas.
¿Embajador,
estamos ante el riesgo de que sean restaurados principios diplomáticos que
dominaron la segunda mitad de los años 90?
Considero que la candidata Marina Silva encarna la
anulación del progreso conquistado en estos 12 años. Ella y los sectores que
representa buscan otro modelo de inserción internacional. Un pensamiento que se
traduce en el propósito de debilitar al Mercosur con el pretexto de tornarlo
abierto al mundo.
¿Será
el fin de toda aspiración a una diplomacia independiente?
Hasta ahora, la única vez que escuché a Marina hablar de
independencia fue para mencionar la independencia del Banco Central (risas).
¿Washington
apuesta por Marina o por Aécio (Aécio Neves, candidato del PSDB)?
No estoy en Washington para decir lo que piensan. Ahora,
hay intereses de los Estados Unidos que fueron perjudicados durante los
gobiernos de Lula y Dilma, y está claro que el candidato que más les gustaba
era Aécio.
La Embajada norteamericana adoptó un perfil muy discreto
en las elecciones, pero eso no se debe confundir con que estén ajenos a lo que
acontece. Cuando Aécio queda fuera del juego, los Estados Unidos se inclinan
por Marina, por pragmatismo y porque ella representa lo opuesto al PT. Además,
es alguien sin cuadros propios y, según dicen, tiene buenos contactos en los
Estados Unidos, y que demostró estar abierta a desmontar el Estado, reducir su
capacidad y autonomía internacional. A los Estados Unidos le interesa que el
Mercosur sea desmontado y que los proyectos de la era tucana (gobiernos del
PSDB presididos por Fernando Henrique Cardoso) sean retomados. No nos
engañemos: en estas elecciones está en juego la reactivación del proceso
privatizador, parcial o total, de Petrobras, del Banco de Brasil y del BNDES.
¿Cómo
Marina implementaría ese desmantelamiento del Mercosur?
Pienso que podría comenzar con la eliminación de la
cláusula que obliga a los países del Mercosur a negociar conjuntamente los
acuerdos de libre comercio con otros bloques. Este punto, que hasta ahora no
consiguieron derrumbar, es una cláusula que viene desde el Tratado de Asunción
(constitutivo del Mercosur y firmado en 1991).
¿Y
después de terminada esta limitación, que ocurriría?
Una vez eliminada esa cláusula, el camino estará abierto
para la firma de acuerdos de Brasil con la Unión Europea, sin la participación
de los otros cuatro integrantes del Mercosur. Pero si la cláusula continuara en
pie, sería igualmente peligroso un pacto entre todo el Mercosur y la Unión
Europea. Y esa negociación, que ya se inició pero que avanza lentamente,
probablemente será acelerada durante el gobierno de Marina.
¿Cuáles
serían las consecuencias que traería un acuerdo con la UE?
Muchas. Una de ellas es la reducción considerable de los
aranceles (de las importaciones) industriales europeas, afectando a nuestras
fábricas. Hace tiempo que defiendo que esa aproximación, que agrada a los
economistas de Marina, es el paso inicial rumbo al fin del Mercosur.
Lo voy a resumir así. La firma de un acuerdo entre los
dos bloques significará una extraordinaria ventaja para las empresas europeas,
que podrán exportar para acá sin que cobremos tasas, mientras que no habrá
grandes beneficios para los exportadores sudamericanos.
Y añado que si ese acuerdo ocurriera, afectará otra
institución fundamental del Mercosur, que es el Arancel Externo Común, fijada
para terceros países. Si eso acontece, la unión aduanera, cualidad central del
Mercosur, queda pulverizada. Y una vez que llegamos a la hipotética firma del
pacto de libre comercio con los europeos, los Estados Unidos reaparecerán.
¿De
qué manera?
Los medios y los grupos de interés brasileños que se
sienten representados por Marina solo hablan de un acuerdo con la Unión Europea
por oportunismo, por la buena imagen de los europeos, que serían maravillosos,
educados, que nos abrirían las puertas del primer mundo. Una retórica para ocultar
que el acuerdo será perjudicial para nosotros. Quien quiera saber lo que nos
espera con ese acuerdo, que pregunte a los griegos y a los españoles como la
vieja Europa es tratada.
Ahora todo eso nos lleva al inicio de esta conversación,
que son los Estados Unidos. ¿Por qué? Porque una vez firmado el pacto
UE-Mercosur, al otro día, Washington va a querer igualdad con las condiciones
comerciales que los europeos conquistaron, exigiendo de nosotros un acuerdo de
libre comercio. Los Estados Unidos nunca se olvidaron del espíritu del ALCA.
MAR
DEL PLATA, NOVIEMBRE DE 2005
A inicios de la década pasada, Fernando Henrique Cardoso
sancionó a Pinheiro Guimarães por haberse opuesto públicamente a la firma del
ALCA, que sería enterrada durante la Cumbre de las Américas, celebrada en
noviembre de 2005 en el balneario argentino de Mar del Plata, gracias a un
frente formado por los presidentes Lula, Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Evo Morales[1],
apoyados por otros líderes sudamericanos, ante un atónito George Walker Bush y
de su aliado, el mexicano Vicente Fox, ex-gerente de la Coca Cola con un gran
bigote.
La
tesis del ALCA puede ser recreada con otro nombre. ¿Es posible que Marina,
Fernando Henrique Cardoso y la inteligencia neoliberal reciclen el proyecto?
Todo me lleva a pensar que el proyecto norteamericano de
integración hemisférica comercial, de eliminación de barreras, de sanción de un
sistema de leyes que privilegian a sus multinacionales, etc., continúa en
vigor. Es necesario prestar atención a la Alianza del Pacífico (México,
Colombia, Perú y Chile).
Comprendo que los Estados Unidos se preparen para retomar
esa propuesta en caso de que Marina gane, porque sus posiciones sobre política
exterior reflejan las aspiraciones de sectores empresariales, de banqueros y
grandes medios de comunicación que han demostrado cierta nostalgia por la
dependencia colonial.
¿Con
Marina volveremos al pasado anterior al encuentro de Mar del Plata?
La candidata parece estar muy abierta a esas ideas. Pero
lo interesante es que ella no está sola.
En su entorno se expresa ese espíritu anterior a la
reunión de Mar del Plata. Me refiero al profesor André Lara Rasende, al
profesor Eduardo Giannetti da Fonseca, a la señora Maria Alice Setúbal (Banco
Itaú). Además, me parece natural que después del primer turno (5 de octubre) se
sumen otras personas con pensamiento similar y que hoy están junto al candidato
Aécio. Estoy hablando del profesor Armínio Fraga y del profesor Pedro Malán.
DILMA
REELECTA
¿Usted
cree que, a pesar de la subida de Dilma, Marina será la futura presidenta?
No, al contrario, creo que a pesar de toda esta conmoción,
la presidenta Dilma será reelecta. Creo que a lo largo de estos dos meses las
ideas de la ex senadora van a quedar en evidencia.
¿En
ese caso, cuáles serían los objetivos de su política exterior en un segundo
mandato?
En primer lugar, se debe mencionar que su política
exterior no tuvo diferencias con la de Lula, a pesar de que Dilma no tiene el
mismo estilo de hacer política exterior. Trabajo para reforzar los BRICS, impulsó
el banco de los BRICS, estuvo firme a favor de la entrada de Venezuela en el
Mercosur, a pesar que los Estados Unidos han manifestado abiertamente su
interés de sustituir al gobierno venezolano, postura que encuentra eco en la
gran prensa brasileña, en Fernando Henrique Cardoso y en los dirigentes tucanos.
En el segundo mandato, la presidenta debería tener como
objetivo reducir la vulnerabilidad externa del país y la dependencia de
capitales especulativos para el pago de la deuda; todo esto crea un círculo
vicioso que aumenta las tasas de interés. Es falso, es un mito que las tasas
suben para combatir la inflación.
¿O
sea, las alianzas diplomáticas deben continuar, pero es necesario hacer cambios
en la estrategia económica internacional?
Sí, y completaría el comentario diciendo que en un
segundo gobierno la presidenta Dilma tendrá que trabajar para diversificar
nuestro comercio exterior, para reducir nuestra vulnerabilidad comercial debido
al crecimiento de las exportaciones de productos primarios cuyos precios no
somos nosotros quienes los decidimos. Cuando digo diversificar pienso en la
base para reforzar exportaciones industriales, porque Brasil corre el riesgo de
seguir rumbo a una especialización regresiva en la producción agropecuaria y
mineral, acompañada de una contracción del sector industrial, junto a una atrofia
de su capacidad tecnológica
[1]
Se trata de un error del periodista.
En ese momento Evo Morales todavía no era presidente de Bolivia. En cambio,
podía haber mencionado a los ex presidentes Tabaré Vázquez, de Uruguay, y
Nicanor Duarte, de Paraguay, quienes acompañaron el consenso del Mercosur en
oposición al ALCA.
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